Este fin de semana te vas de camping y el sitio adonde te diriges está a la intemperie. En otras palabras, a tu alrededor no existe nada salvo campo, por lo que debes ir bien ataviado con un equipo que te permita cargar tus dispositivos electrónicos y, por supuesto, tener una fuente que proporcione una posible fuente de luz.
Si eres una de esas personas descritas en el párrafo anterior, te traemos una pequeña guía de compra para una estación de carga portátil.
Capacidad y potencia, lo principal
Hay decenas de parámetros en una estación de carga portátil, pero sería absurdo decir que todos son igual de importantes. Los dos más relevantes son los que arrancan este apartado: la capacidad y la potencia.
Con “capacidad” hacemos referencia a los “vatios” (Wh) que la estación puede suministrar por hora. Por ejemplo, si tienes una batería con 612 Wh de capacidad, eso significa que si hay un dispositivo que consuma justo esos vatios, pues tendrías para una hora de uso. La recomendación, por tanto, es siempre elegir una capacidad alta, más cuando tenemos en cuenta que los dispositivos habituales no requieren 612 Wh y tendremos para varios (una PS4, por ejemplo, consume 110 Wh de media por hora).
El otro concepto clave es la “potencia”, que no debe confundirse con la “capacidad”. La potencia es el máximo que puede suministrar esa estación de carga portátil. Por ejemplo, si la estación tuviese 80 W de potencia, una PS4 como la del párrafo superior requeriría más. Por esta razón, y al igual que con la capacidad, lo ideal es comprar una estación de carga con altos valores en potencia, de 400 o 500 para arriba.
Tomas de salida
Definido ya el apartado de la “capacidad” y la “potencia”, toca dar el salto ahora a las tomas de salida. Para nosotros, lo fundamental es que tenga un par de salidas AC, así como otro par para USB.
A partir de aquí, la máxima es fácil: cuantas más tomas, pues mejor. ¿Que tiene USB-C? Perfecto. ¿Que el USB es de carga rápida? Estupendo. ¿Que hay cuatro entradas AC? Pues tienes ante ti un dispositivo genial.
Peso, diseño y método de carga
Con los elementos más importantes ya citados en el artículo, hay otras variables a tener en consideración. La primera de ellas tiene que ver con el peso. Por lo general, cuanta más potencia y capacidad tenga la estación, más pesada será. Esto no es una regla que se cumpla siempre, pero digamos que sí va correlacionada en la mayoría de casos.
Cómo no, esto se complementa con un buen diseño. Si la estación de carga pesa bastante, lo ideal es que el diseño sea ergonómico de cara al usuario. Ya no hablamos tanto de si es más bonito o feo, sino simplemente de que se pueda llevar con comodidad a nivel de diseño.
Y para finalizar, el método de carga. Por lo general, en “rellenar” estas estaciones se tardan varias horas, así que es importante informarse sobre el tiempo estipulado. Además, es también necesario averiguar cuál es el método de carga, dado que puede tener algunos tan interesantes como la energía solar (y se irá recargando incluso en medio del campo).
Estos son los puntos principales a tener en cuenta a la hora de hacerte con una estación de carga portátil. Te recomendamos, de igual manera, que eches un vistazo al resto de especificaciones para que todo se ajuste a tus demandas. ¡Pasa buen fin de semana en el camping!
Catálogo de baterías de PcComponentes
