Cuando vamos a comprar un monitor, en la ficha del anunciante aparecen infinidad de términos y números que quizás no has visto en tu vida -y con toda la razón del mundo, por cierto–. Sin embargo, detrás de cada uno de ellos hay una serie de características que merece la pena conocer.
En el día de hoy, en PcComponentes nos vamos a centrar en uno importantísimo si vas a usar el PC para jugar principalmente: qué significa el tiempo de respuesta del monitor.
¿Qué es el tiempo de respuesta?
Vamos a empezar con lo más básico, que no es otra cosa que responder “qué es el tiempo de respuesta”. Detrás de este concepto se encuentra una definición muy fácil de entender, que no es otra que el tiempo que tarda un píxel en cambiar de color. Ya está, no hay más.
El tiempo de respuesta debe ser bajo. Cuanto menor sea el dígito que aparece, mejor para el juego. De esta manera, significa que si un píxel debe pasar de blanco a negro, este lo hará más rápido. No obstante, esta cifra no se mide en “segundos”, sino en “milisegundos”, lo que favorece que casi cualquier monitor del mercado goce de un buen tiempo de respuesta.
Por ejemplo, los monitores “normales” gozan de un tiempo de respuesta de 5 milisegundos aproximadamente, pero los que están dedicados a videojuegos o tareas audiovisuales más relevantes poseen 0,5 milisegundos o 1 milisegundo. Eso es nada.
¿Cómo afecta esto a nuestros videojuegos?
Cualquiera de nosotros podría pensar que con un tiempo de respuesta tan bajo, esto es imperceptible para el ojo humano; y la realidad es que sí lo es. En el caso de los videojuegos, gozar de un tiempo de respuesta alto puede provocar que se vea la imagen borrosa, como si existiera una estela detrás de los personajes. Esto sucede porque el píxel no es capaz de cambiar de color al ritmo de las imágenes (lo segundo va más rápido que lo primero).
Por ejemplo, en videojuegos donde todo se mueve más con más velocidad, véase los títulos de disparo, los de conducción, etc., tener un buen tiempo de respuesta es la diferencia entre ver la imagen algo difusa o más nítida. Si el píxel es capaz de cambiar en menos tiempo, pues eso el jugador lo termina agradeciendo.
¿Es lo mismo la tasa de refresco?
La tasa de refresco no tiene nada que ver con el tiempo de respuesta, aunque son dos términos que suelen ir ligados. Un bajo tiempo de respuesta y una alta tasa de refresco son esenciales en los monitores para gaming, sobre todo si queremos gozar de la mejor calidad posible.
La tasa de refresco hace referencia al número de veces que un monitor actualiza una imagen en un segundo. Un monitor de 60 Hz actualiza 60 veces en un segundo, mientras que uno de 120 Hz lo hace 120. Ahora bien, monitor y videojuego pueden no ir en consonancia.
Por ejemplo, si nosotros estamos colocando un videojuego a 120 frames por segundo y nuestro monitor es de 60 Hz, no vamos a ver diferencia alguna. Básicamente, el monitor no es capaz de reproducir lo que el juego demanda porque no tiene esas características. Así mismo, y como se puede ver, “Hz” y “FPS” sí están ligados en gran medida.
Como decíamos antes, si el tiempo de respuesta es muy elevado, el píxel cambiará de color a una velocidad más lenta de lo que va la tasa de refresco. La sensación que genera es bastante molesta.
¿Qué es lo aconsejable entonces para jugar?
A partir de aquí, las conclusiones son muy fáciles de extraer. A la hora de jugar, lo más ideal es adquirir un monitor que posea una tasa de refresco alta, a ser posible entre 60 y 120 Hz (aunque lo ideal es entre 120 y 144 Hz), además de contar un tiempo de respuesta bajo (por debajo de 1 milisegundo). Y ya si uno se quiere poner sibarita, pues una resolución 2K mínimo.
Cómo no, todo esto va a depender de tu bolsillo, aunque te decimos que hay monitores muy buenos Full HD con tiempos de respuesta bajos y buena tasa de refresco.