
Apple acaba de renovar su oferta de teléfonos móviles con una apuesta continuista con la llegada del iPhone 14, un terminal que no supone una revolución ni un punto de inflexión dentro del catálogo de la compañía. Sí que supone la culminación de un proceso de tres años que se inició con el iPhone 12 y que finaliza antes de que la firma, si se cumplen los rumores, actualice el diseño de sus teléfonos estrella el año que viene con añadidos como puerto USB-C, el regreso de Touch ID y la desaparición del notch, llamado isla dinámica en este modelo.
Análisis en profundidad del nuevo iPhone 14 Pro
Pero volvamos al presente y al teléfono que nos ocupa, el iPhone 14 Pro. Para realizar este análisis nos hemos hecho con una unidad de 128GB de almacenamiento y para aquellos interesados, estamos realizando la transición desde un iPhone XS, con 64GB de almacenamiento, adquirido en 2018.
Primeras impresiones del iPhone 14 Pro
Cuatro años (e incluso tres) son más que aceptables para hacer la transición. Pero en el ecosistema actual, se hace difícil justificar un cambio de iPhone de un año para otro e incluso cada dos años.
Al lío. Son muchas las cosas que llaman la atención al tener el iPhone 14 Pro entre las manos. Quizá la primera y más notoria es que, a diferencia de lo que estaba siendo la norma en el pasado, estamos ante un terminal algo más grande y más pesado que el XS que nos ha acompañado durante años.
De su aspecto externo llama la atención, cómo no, su juego de cámaras. Uno de esos puntos que siempre lleva a cierta controversia ya que, aunque se le ponga una funda, el teléfono no descansa de manera uniforme sobre una superficie plana.
La inclusión de tecnología MagSafe es un añadido muy agradecido, ya sea en el día a día en el coche, a modo de GPS, o para cargar el teléfono de manera inalámbrica. (Disclaimer: el puerto de carga de mi XS murió hará cosa de un año y desde entonces no concibo la carga con cable). ¿Por qué funciona tan bien MagSafe? Nos ayuda a quitarnos de un plumazo el problema, muy ocasional pero molesto, de no acoplar bien el teléfono en aquellos cargadores que cuentan con imán.
Diseño del modelo de Apple
¿Qué hay del iPhone 14 Pro al encenderlo? Hacer una transición desde un iPhone XS implica algunas mejoras que un usuario de un 12 o un 13 darán ya por hechas. El principal cambio es visual: la suavidad con la que se mueven todos los elementos en pantalla gracias a la tecnología ProMotion, que ajusta la velocidad de refresco a entre 10 y 120 frames por segundo en función del contenido que se está visualizando, es un caramelo para la vista.
Es en la parte superior donde nos topamos con una de las mayores novedades de este teléfono: la Dynamic Island. Más allá del rimbombante nombre surgido del departamento de marketing, esa isla es una solución muy ingeniosa a un problema que ha torturado a Apple desde el iPhone X: qué hacer con el espacio dedicado a la cámara y los sensores frontales en la parte superior de la pantalla. Hasta la fecha lo había solventado con la inclusión del notch: ese espacio que ocupaba unos dos tercios de la zona superior y que dejaba unos molestos espacios (para los amantes de la simetría) en las esquinas. En el 13, el notch se acortó para liberar más espacio. Y en este iPhone 14 Pro, la firma ha dado con una idea muy suya: si no puedes con el enemigo únete a él.
En lugar de esconder ese espacio, el iPhone utiliza la llamada isla para integrar todo tipo de información: la música que suena, el tiempo de una llamada, el logo de FaceID… Es una solución elegante, que aporta un plus de información en pantalla, y que resuelve un problema que, en principio, el año que viene no debería existir. Pero también es cierto que salvo en esas situaciones puntuales, no supone una feature por la que alguien se plantearía cambiar de teléfono.
iOs 16 en iPhone 14 Pro
Una de las novedades de iOS 16, que cualquier usuario de iPhone puede disfrutar, va estrechamente ligada a este 14 Pro. La nueva pantalla de bloqueo, que ahora se puede personalizar con diferentes fuentes y a la que se le pueden añadir widgets, está pensada para funcionar de la mano de una pantalla siempre encendida. Una funcionalidad que puede tener sus seguidores (aunque ya se han leído quejas acerca del peaje que ejerce sobre la batería), pero que para una persona que pretende desengancharse del móvil no supone una gran aportación. ¿En nuestro caso? Ni siquiera está activada.
Las cámaras de este iPhone 14 Pro
Vamos, ahora sí, al gran caballo de batalla del iPhone: su juego de cámaras. Apple ha incluido un nuevo sensor de 48 megapíxeles en la lente principal, llamado QuadPixel, que supuestamente está ideado para sacar todo el partido posible a la luz. El ejemplo que ponemos bajo estas líneas es representativo: esta imagen se ha tomado de noche, sin apenas un poste de luz encendido alrededor, y vista en la pantalla del móvil parece hecha mientras anochece.
Es cierto que las fotos nocturnas siguen sufriendo en cuanto se les aplica cierto zoom, pero también es de justicia reseñar el notable salto que ha dado el juego de cámaras, incluido el zoom óptico x3 o el gran angular que poco tiene que envidiar a una cámara réflex, al menos en lo relativo a distancias focales.
Almacenamiento y memoria
Hacer una transición de un XS a un 14 Pro también ha supuesto un alivio a nivel de almacenamiento. Si bien los 64GB del XS no eran un problema recurrente, sí que es cierto que en ocasiones te obligaban a revisar contenidos y borrar alguna que otra aplicación (y eso contando con 200GB de iCloud). El salto a los 128GB me ha permitido alguna alegría adicional, aunque también es cierto reseñar que en el momento de escribir estas líneas estoy ocupando 69GB, lo que habla a las claras del margen que permite duplicar la memoria de un terminal a otro. Teniendo en cuenta que el salto a otras capacidades implica gastar entre 130 (256GB), 390 (512GB) o 650 (1TB) euros más, no parece especialmente recomendable ahora mismo.
¿Merece la pena comprar a un iPhone 14 Pro?
Llegados a las conclusiones, la pregunta parece clara. ¿Merece la pena dar el salto a un iPhone 14 Pro? Y la respuesta suele ser la misma de años anteriores. Teniendo en cuenta que los ciclos en el ámbito de la telefonía se han alargado, en la actualidad es sencillo dejar un margen de tres años entre teléfono y teléfono. Si nos ceñimos a la esfera de Apple, y teniendo en cuenta la fuerte subida de precios que ha experimentado este año el iPhone (el modelo básico del Pro ha pasado de 1.159 a 1.319 euros en cuestión de doce meses), es más que aconsejable la prudencia a la hora de rascarse el bolsillo.
¿Nuestra recomendación? Si vienes de un iPhone 12 o un 13 no vas a encontrar más que mejoras incrementales que, a duras penas, justifican una inversión de ese calibre. Si quieres cambiar, tiene mucho más sentido esperar al iPhone 15 que sí incorporará algunas novedades esperadas desde hace tiempo, como el puerto USB-C o la desaparición del notch (o la isla dinámica) en la parte superior. Si por el contrario vienes de un iPhone 11, un XS, un X o uno anterior, sí que puedes encontrar motivos más que sobrados para el cambio: la nueva pantalla, el juego de cámaras, el almacenamiento mejorado son solo algunos puntos a favor de un teléfono que no es una revolución, pero que afianza al fabricante como una de las referencias dentro del segmento premium de la telefonía móvil.