El mundo del PC sigue dando pasos agigantados. Si bien hasta hace unos años apenas contábamos con los clásicos ordenadores de sobremesa y portátiles, ahora el abanico se ha abierto a varias vertientes híbridas. Este es el caso, por ejemplo, de los ordenadores All In One.
Detrás de este “nombre” se esconden equipos “todo en uno” (como sería su traducción) donde lo principal para un usuario está a su alcance de manera fácil y cómoda. En otras palabras, el equipo está integrado “dentro” de la pantalla, de manera que todo el equipo viene en un mismo dispositivo (al igual que con los Mac). Si estás pensando en hacerte con uno, te ponemos frente a frente a los PCs de sobremesa y a los All In One.
Si quieres comodidad, un All In One
Aquí no vamos a decirte el clásico “depende”. No, vamos a mojarnos de verdad, así que la primera en la frente: si buscas comodidad y no te importan las especificaciones en demasía, lo mejor que puedes hacer es comprarte un All In One.
Piensa que así vas a evitar multitud de cables por el escritorio, dado que todo está en la pantalla incorporado. De hecho, incluso puedes prescindir de todavía más cables si utilizas un ratón y un teclado inalámbrico, por lo que en comodidad no hay nada que se le acerque (salvo un portátil o tablet, claro).
Un sobremesa, por su parte, tiene en su haber no sólo el espacio de la torre, sino también la pantalla y todos los cables que estén vinculados a este: HDMI, dos de alimentación, etc.
Si quieres potencia, un sobremesa
Los All In One son buenos equipos, pero están pensados para un uso más “normal”, es decir, para programas de ofimática, edición de vídeo y fotos con sus limitaciones, etc. Por tanto, si queremos optar por algo más fuerte, lo recomendable va a ser siempre montarse un sobremesa a medida.
Aquí no vamos a encontrar limitaciones a la hora de qué estamos buscando. ¿Queremos jugar de la mejor manera posible? Pues se compra una GTX 3080 y se la ponemos al equipo (si puede). Así de fácil. ¿Queremos ampliar RAM o disco duro sin muchas complicaciones? Pues idéntico: hacemos eso y listo.

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La ventaja de los sobremesas es que nos permite configurar todo a nuestro gusto, sin restricciones de ningún tipo más allá de la propia placa. Esto se agradece conforme vamos demandando algo más en nuestro día a día. Por ejemplo, para este que escribe, tener una buena gráfica, procesador y RAM es fundamental por estar mucho tiempo con Adobe Premiere y Adobe Photoshop.
Y si tengo predilección por los dos, ¿cuál es mejor?
Pongamos ahora el caso de que tienes el presupuesto para comprar tanto un buen All In One como un buen sobremesa. Para nosotros, lo ideal sería optar por esta última recomendación, es decir, la de un sobremesa; y lo argumentamos.
A la hora de modificar especificaciones de un All In One, este es más complejo que un sobremesa tradicional. ¿Quiere decir esto que no se puede hacer? No, para nada, no estamos comentando eso, sólo que ocurre al igual que en un portátil: vas a estar limitado por las propias características de este tipo de dispositivos.
En un sobremesa, por su parte, esto es más fácil. Aunque contamos con las limitaciones de lo que permite la placa base, por lo general vamos a encontrar menos dificultades, ya que podrás cambiar RAM, gráfica o disco duro sin muchas complicaciones. Además, en igualdad de condiciones, nosotros optamos por el sobremesa por poder realizar más acciones que en un All In One a la larga.
Nos hemos mojado. Que no se diga.