Economizan tiempo, esfuerzo y hacen su tarea con suma eficiencia. Los lavavajillas son uno de los mejores inventos de la vida moderna, en la que cada segundo ahorrado cuenta. Pero, claro, no hay nada en este planeta que sea inmortal. ¡Ni siquiera las máquinas!
Por eso, con el uso, pueden aparecer algunos problemillas en este tipo de aparatos. A continuación, te contamos cuáles son los más comunes y qué puedes hacer para remediarlos. Porque ya sabemos lo que dice el refrán: “hoy mejor que mañana”. Actuando ahora evitarás que una incidencia se agrave.
Mi lavavajillas no desagua
Uno de los contratiempos más habituales al finalizar un ciclo de lavado es que haya agua residual en el interior del lavaplatos. Abrir la puerta antes de tiempo, sin dejar que el programa se complete, suele hacer que este no desagüe como debería.
También puede que el tubo o el filtro estén obstruidos y quede agua en el fondo del lavavajillas. Esta pequeña avería a menudo tiene fácil solución. Empieza por comprobar que las mangueras traseras estén en su sitio, sin nada que las doble o las aprisione.
Si el problema persiste, apaga el aparato y ponte guantes para retirar el agua sobrante y el filtro. El objetivo es comprobar que no esté atascada la bomba de evacuación, retirando la suciedad o los cuerpos extraños que pudiera haber allí. Hecho esto comprueba si todo vuelve a funcionar con normalidad.
El lavavajillas no lava bien
Que un lavaplatos no lave bien puede deberse a varias razones. Una de ellas es que la pastilla de detergente no se termine de disolver. Tal vez sea porque no estás utilizando el programa apropiado; si es uno de los rápidos, opta por utilizar un jabón líquido. Si queda demasiada espuma, mira de reducir la dosis.
También puede ocurrir que, debido a la mala colocación de un plato o de una tapa, la apertura del cajetín quede bloqueada. Si esto pasa, el lavado no se realizará correctamente y es probable que el menaje salga sucio.
¿Y si el problema está únicamente en la bandeja inferior? Entonces revisa las hélices y que ningún cubierto impida que las aspas giren. A veces, este es el motivo de que estos electrodomésticos fallen. Si directamente en el lavavajillas no entra agua, consulta el tipo de error en el manual. Esto te dará pistas de lo que le puede estar sucediendo.
Hay muchas causas probables, desde que la manguera de agua esté doblada o apretada a que algún componente, como el filtro, la cámara de presión o el intercambiador de calor hayan quedado obstruidos. Asimismo, puede que la electroválvula o el caudalímetro estén averiados.
Qué hacer si el lavavajillas no seca
¿Lo que le ocurre a tu electrodoméstico es distinto a lo que hemos visto hasta ahora? Entonces a ver si podemos ayudarte con esto: tu lavavajillas no seca. Al abrirlo te encuentras con tazas y platos llenos de gotitas de agua y no entiendes porqué. Antes de ponerte a dramatizar analiza bien la situación.
Una distribución correcta de la vajilla y la cubertería, con los elementos cóncavos y mangos hacia abajo, permite un mejor secado. También puede que estés cargando las bandejas en exceso. En estas circunstancias, los programas largos dan mejores resultados; uno corto, en cambio, puede reducir la eficacia del lavaplatos.
Otro consejo: no hagas un prelavado con jabón antes de meter los utensilios en él. Esta práctica, al generar más espuma, podría complicar el aclarado. Por otro lado, si utilizas un abrillantador, la humedad desaparecerá más rápido.
Una vez termine el ciclo, abre la puerta y déjala así unos quince minutos antes de empezar a colocar todo en su sitio. De este modo, el contraste de temperaturas hará que el agua se evapore y quede todo seco. ¿Sigues sospechando que hay algo más?
En ese supuesto, el problema podría estar en el termostato, la resistencia, el ventilador o el tapón del abrillantador. Asegúrate de que no estén dañados y busca ayuda profesional si necesitas sustituir o reparar alguna pieza. Cuando tu martirio sean solo los tuppers, ¡ojo! Posiblemente se deba al material hidrofóbico con el que se elaboran.
Si estás cansado de tener que repasarlos a mano, siempre puedes adquirir un lavavajillas con tecnología de secado por zeolitas. Estos minerales absorben el exceso de humedad y lo transforman en calor, consiguiendo un acabado más efectivo y reluciente.
Cuando el problema es la sal o la temperatura
Entre los problemas más comunes, hay que destacar también los que tienen que ver con la temperatura. Si tu lavavajillas no calienta el agua, debes cerciorarte de que no hayas seleccionado por error el programa de prelavado. Este solo es para un aclarado en frío, que dura aproximadamente un cuarto de hora.
De tratarse de una avería, al haberse estropeado las resistencias, por ejemplo, el aparato te avisará. Si es un modelo con display electrónico verás un mensaje de error en la pantalla; si no, fíjate en las luces del panel de mandos.
En otros casos, si el lavavajillas está consumiendo más sal de lo habitual, dirige tus primeras sospechas hacia el dosificador. Es importante que esté bien cerrado y que la rosca no esté deteriorada. De lo contrario, te tocará cambiarla para un funcionamiento óptimo.
El lavavajillas no funciona o no enciende
Por último, si tu lavavajillas no enciende, te aconsejamos - antes de llamar al servicio técnico - echar un vistazo a la instalación eléctrica, para saber si es esto lo que está fallando. Otra posibilidad es que el grifo del agua esté cerrado o que se haya atascado el filtro de la manguera de alimentación de agua. Haz las comprobaciones pertinentes e intenta darle de nuevo al botón de encendido.
¿Funciona? ¡Pues ya sabes qué era! Que no cunda el pánico, pues en ocasiones solucionar un problema con el lavavajillas es mucho más sencillo de lo que en un primer momento pueda parecer. La mayoría de las veces, como has podido comprobar, podrás hacerlo tú mismo con esas manitas tan útiles que tienes. Tiembla, MacGyver…
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