Qué debes tener en cuenta para ajustar los FPS
Equívocamente, muchos usuarios consideran que la clave para disfrutar de una tasa alta de FPS está en la potencia de la GPU. Por ello, acuden a selecciones como nuestra recopilación de las mejores tarjetas gráficas para jugar a 4K con la intención de conocer cuáles son las mejores y, en resumidas cuentas, actualizar su PC Gaming con una de las opciones listadas.
Sin embargo, existen multitud de aspectos a tener en cuenta (como el equilibrio entre componentes para no sufrir el fenómeno “cuello de botella”) para evitar las molestas ralentizaciones que muchos usuarios experimentan a la hora de jugar. Y, por encima de todas, se encuentra la que se considera la auténtica clave: conocer las capacidades de tu equipo para sacarle el máximo partido al mismo.
En esencia, esta condición hace alusión a que si, por ejemplo, dispones de un monitor de 60 Hz, cualquier configuración por encima de los 60 FPS será en vano ya que este elemento no será capaz de reproducir el juego a dicha tasa de imágenes. Por ello, es muy importante conocer cuáles son las capacidades de nuestros componentes para exprimir todas las virtudes que estos nos ofrecen.
Así, una vez sepas las herramientas y las posibilidades que tienes a tu alcance, ya podrás elegir la configuración perfecta para disfrutar de alguno de los mejores juegos para PC de los últimos años, una selección que pone a prueba a los equipos más exigentes con sus complejos requisitos.
Sin embargo, una vez conozcas las posibilidades de tu ordenador, es esencial que aprendas qué es útil y qué no lo es a la hora de configurarlo.
Por tanto, a continuación ahondaremos en cuáles son los aspectos que debes tener en cuenta a la hora de sacar el máximo rendimiento a los ajustes gráficos, una opción que va más allá de activar el ray tracing y confiar en las virtudes de herramientas como el DLSS de NVIDIA, el FSR de AMD o el XeSS de Intel. Así, una vez termines de leer este artículo, tendrás en tu poder todos los consejos necesarios para sacar el máximo partido a los ajustes gráficos de tus juegos favoritos.
Consejos básicos para configurar los ajustes gráficos
Uno de los principales aspectos que debes tener en cuenta es que, salvo casos excepcionales, no merece la pena jugar con todos los ajustes gráficos en Ultra. Si posees uno de los PC Gaming más potentes del mercado, lo más seguro es que hayas querido disfrutar de esta opción con los títulos más exigentes del momento.
Sin embargo, la diferencia con Alto es tan mínima que, salvo que prestes especial atención a los detalles, no merece la pena sacrificar una tasa de frames estable por un aspecto visual envidiable. Evidentemente, no existe una calidad de visionado similar a la de Ultra, pero la mayoría de lanzamientos rinden a la perfección en Alto y, además, no sacrifican FPS por el camino.
A su vez, también es importante que tengas en cuenta otra clase de elementos vitales para disfrutar de la mejor experiencia posible. Entre estos se encuentra el antialiasing, una herramienta que se utiliza para suavizar los bordes de superficies, objetos, modelados y prácticamente cualquier elemento presente en el juego.
Así, este factor es fundamental por encima de otros como la teselación, cuya virtud principal es añadir profundidad a las superficies presentes en pantalla, o la oclusión ambiental, una condición que dota de “vida” (por decirlo de forma resumida) a los objetos que forman parte del entorno.
Sin embargo, lo indispensable para gozar de una buena tasa de FPS es conocer las capacidades de herramientas como el DLSS, el FSR o el XeSS, tres condicionantes que, sumados a aspectos como el Modo Juego de Windows, son la clave para ofrecer el mejor rendimiento posible mientras juegas. Pero, antes de entrar en materia y analizar cómo influyen estas opciones en los ajustes gráficos de los juegos y la consecuente tasa de FPS, debemos hacer un pequeño desvío para recalar en un elemento de vital importancia: el ray tracing.
Qué es el Ray tracing y cuál es su utilidad
Ha pasado un lustro desde que NVIDIA presentó el Ray Tracing y habló de las bondades del mismo durante la presentación de la ya añeja serie RTX 2000 de la marca. Al principio, como os contamos en nuestro artículo dedicado a qué es el Ray Tracing y qué compañías aprovechan esta tecnología, muy pocas firmas sacaban partido a sus posibilidades, pero dicha condición cambió con el paso de los años.
En esencia, esta herramienta se define como una técnica de renderizado que se basa en el trazado de muchos rayos provenientes de distintas fuentes de luz, razón por la que se calculan los rebotes de cada uno sobre los objetos presentes en la escena. Y, por ello, se necesita un hardware potente que sea capaz de sacar partido a todo lo mencionado.
Por ello, NVIDIA se apoyó en instituciones de todo tipo (véase la Universidad de Barcelona) para poder sacar adelante su proyecto, una situación que le llevó a una compleja situación. Por una parte, tenía la posibilidad de equipar sus tarjetas gráficas con un hardware tan potente como costoso; por otro, podía optimizar todo el cálculo derivado de los rebotes de los rayos.
Finalmente, NVIDIA se decantó por ofrecer un gran hardware y presentó Deep Learning Super Sampling, una solución que muchos conocemos como DLSS. Y este, en esencia, fue la clave para que los jugadores comenzasen a utilizar el Ray Tracing sin sacrificar FPS, una condición que más tarde provocó que empresas como AMD e Intel también se interesasen en desarrollar una opción similar.
Qué es el DLSS y qué GPU son compatibles
El DLSS, desde sus orígenes, surge como una innovación para dar viabilidad al Ray Tracing en videojuegos. Gracias a la IA y al Machine Learning, la GPU es capaz de exprimir las capacidades del trazado de rayos sin sufrir en exceso en el intento. Para ello, renderiza un frame a una resolución más pequeña (por ejemplo, 480p) y luego la reescala a una resolución más grande.
Sin embargo, lo que comenzó como un intento de optimizar el Ray Tracing al permitir a los usuarios jugar a 60 FPS o más con sus equipos de la línea RTX 2000 de NVIDIA, se convirtió (para fortuna de muchos) en una herramienta capaz de aumentar y mejorar el rendimiento independientemente de si se utilizaba el trazado de rayos o no.
De esta forma, NVIDIA redirigió su estrategia con el DLSS y modificó el lanzamiento inicial de la herramienta. En un principio, solo aquellos que jugaban a resoluciones de 1440p o 2160p podían sacar partido a esta característica; sin embargo, el paso del tiempo provocó que la firma norteamericana también pensase en aquellos que disfrutan de los títulos a resoluciones menores, razón por la que introdujo las ventajas del DLSS a aquellos que juegan a 1080p.
Así, todos aquellos con una GPU de NVIDIA de la serie RTX 2000 o superior pueden exprimir las capacidades del trazado de rayos y, al mismo tiempo, del DLSS. No obstante, esta virtud no solo se limita al ecosistema de NVIDIA, ya que la popularización del ray tracing llevó a AMD e Intel a hacer un esfuerzo por adaptar sus equipos a estas tecnologías. Además, como nota final, cabe destacar la importancia del DLSS 3.0, una característica exclusiva de la serie RTX 4000 de NVIDIA que lleva aún más allá las capacidades de esta asombrosa tecnología.
Qué es el FSR y qué GPU son compatibles
FSR son las siglas de FidelityFX Super Resolution, una herramienta de AMD que pretender dar más FPS a tus juegos a través de las tarjetas gráficas Radeon RX 6000 y posteriores. Como explicamos en nuestro post dedicado al FSR y sus ventajas, esta es una tecnología de reescalado en código abierto.
Por ello, igual que hace el DLSS de NVIDIA, la herramienta de AMD renderiza un frame a una resolución más baja para, más tarde, reescalarlo a la resolución de salida que, por norma general, suele ser más alta. Para ello, utiliza cuatro modos (Ultra Quality, Quality, Balanced y Performance) que permiten disfrutar de un mayor o menor reescalado.
A diferencia del DLSS, el FSR de AMD es más “generoso” con las tarjetas gráficas y los poseedores de las mismas. En resumidas cuentas, sus bondades se pueden utilizar en GPUs Radeon de 2015 en adelante, razón por la que incluso entra en la ecuación la línea GTX 1000 de NVIDIA.
No obstante, su principal problema es que los desarrolladores deben incorporar esta tecnología, una condición que limita mucho su uso ya que no muchos títulos han abogado por sacar partido a sus capacidades. Sin embargo, el número de juegos compatibles ha aumentado con el paso de los años y, de la misma forma que sucede con el DLSS, cada vez más jugadores pueden sacar partido al FSR. Y, gracias a ello, disfrutan de una tasa de frames por segundo más estable.
Qué es el XeSS y qué GPU son compatibles
El último integrante de la ecuación, pero no por ello menos importante, es el Intel Xess, la tecnología de reescalado del gigante azul que cobró protagonismo con la llegada de las Intel Arc A750 y A770. Como reconoce la propia Intel (y como os contamos en nuestra publicación centrada en Intel XeSS), esta es una solución para renderizar títulos a baja resolución y, como hacen el DLSS y el FSR, ofrecer una imagen mejor gracias a las virtudes de la inteligencia artificial.
De esta forma, Intel también ha desarrollado una herramienta que aboga por una mejor calidad de imagen que, a su vez, no sacrifica la tasa de FPS, razón por la que aquellos usuarios que expriman esta opción pueden disfrutar de un ajuste que prioriza el rendimiento y la calidad visual.
En lo relativo a las tarjetas gráficas compatibles, lo cierto es que multitud de usuarios tienen acceso a las virtudes de esta posibilidad. Como ya indicamos en nuestro post dedicado al XeSS de Intel, a priori todas aquellas unidades que admitan DP4a pueden sacar partido a las bondades de esta herramienta.
Por ello, además de las Intel Xe-LP y las Intel Arc A750 y A770, la línea de NVIDIA GTX 1000, NVIDIA RTX 4000 y las Radeon RX 6000 y 7000 de AMD pueden aprovechar las virtudes de esta función. Con ella, los jugadores tienen a su alcance la posibilidad de disfrutar de una tasa de frames estable a la vez que gozan de una mejora en la calidad visual de sus videojuegos favoritos.
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