Cualquier gamer se plantea en algún momento de su vida eso de aumentar los FPS. Es clave para mejorar la experiencia de juego, visualizando con más fluidez nuestras partidas. Pero en los FPS hay muchos factores implicados, desde el punto de vista del software y del hardware. Es por eso que hay muchas cosas que puedes tener en cuenta cuando te planteas aumentar los FPS de un juego, y aquí te vamos a dar algunas claves para que sepas cómo orientarte.
¿Qué son los FPS?
FPS son las siglas de Frames per Second (Fotogramas por Segundo), y es el número de fotogramas que tu juego puede mostrar en pantalla cada segundo. Cuanto más alto sea este número, más fluido será el juego.
Ahora bien, no pienses que simplemente por tener una casilla que te permite elegir los FPS, puedes ponerlos al máximo y esperar que el juego se ejecute así. Recuerda que una velocidad de fotogramas alta puede consumir más recursos y puede hacer que tu juego se ejecute peor, con menos elementos gráficos, a peor resolución, o que incluso dé tirones porque no es capaz de mantener el juego en ejecución a ese framerate. Deberás encontrar un punto óptimo que te funcione, o buscar formas de optimizar los FPS de manera sostenible.
Hay varias formas de aumentar los FPS. Algunas las puedes poner en práctica ya mismo haciendo algunos ajustes a tu PC, mientras que otras requieren de una mejora de hardware. En algunos casos el gasto que tienes que hacer no es muy alto, o te compensa dado que mejorarás de forma notable la experiencia de juego, por lo que debes tenerlo muy en cuenta.
¿Cuántos FPS son suficientes?
En primer lugar, tienes que entender cuántos FPS necesitas para tener una buena experiencia de juego. La mayoría de los jugadores están de acuerdo en que cualquier cosa por debajo de 30 FPS es bastante terrible. Pero si puedes conseguir que tus FPS lleguen a 60 o incluso más, mejor que mejor.
La inmensa mayoría de los monitores funcionan en 60 Hz y pueden soportar la ejecución de los juegos en 60 FPS. Intentar hacer funcionar los juegos en más FPS cuando tu monitor no te da esa opción no tiene ningún sentido. Por otro lado, quizás no tenga sentido subir los FPS si eso implica tener que bajar la resolución en caso de que tengas una pantalla 4K y quieras jugar con ese nivel de calidad. Lo mismo se puede aplicar si quieres activar todos los elementos de riqueza visual y quieres disfrutar de una gran experiencia de juego. Quizás te compense más bajar los FPS para tener un juego muy realista con mucho detalle, aunque siempre tratando de mantener un mínimo de 30 FPS o 60 FPS, según lo exigente que seas.
En cambio, si vas a jugar online y lo que buscas es la mayor velocidad de refresco en modo competitivo, entonces sí querrás muchos FPS, y más si tu monitor es compatible. Puedes optar por tener una tarjeta gráfica brutal, o puedes optar por reducir la resolución o la riqueza visual gráfica del juego. Eso sí, en cualquier caso es interesante sacar el máximo partido a los componentes que ya tienes.
¿Cómo puedes aumentar los FPS de un juego en general?
Hay algunas cosas que puedes hacer para aumentar tus FPS en los juegos sin necesidad de hacer ningún cambio a nivel de hardware ni gastar nada de dinero. En primer lugar, asegúrate de mantener actualizado el software relacionado con la generación de gráficos. Por ejemplo, con algunas actualizaciones de controladores de las tarjetas gráficas de Nvidia se podía conseguir hasta una mejora del 20% en rendimiento con algunos juegos. Esto es porque el fabricante ha conseguido optimizar el software que saca partido a la tarjeta gráfica.
Lo mismo ocurre con el DirectX o cualquier otro software relacionado con los gráficos de tu PC. Mantenerlos actualizados siempre es una buena idea para conseguir obtener el máximo rendimiento de los componentes que tenemos.
Por otro lado, si los FPS son muy importantes para ti, siempre puedes optar por bajar la resolución del juego. Pasar del 4K al Full HD, o del Full HD al HD son cosas que te ayudarán a mejorar automáticamente los FPS, pues no consumirás tantos recursos de tu tarjeta gráfica. Lo mismo ocurre si desactivas algunos elementos gráficos del juego, como el trazado de rayos o la generación de luces y sombras. Dependiendo de qué objetivos tengas al jugar, puede ser interesante prescindir de unas cosas u otras para ganar FPS.
¿Qué otros factores afectan los FPS?
Otra cosa que puede afectar a tus FPS es la cantidad de espacio disponible en tu disco duro. Si tienes muchos juegos instalados, eso va a ocupar espacio y puede hacer que tu ordenador se ralentice en general. En general las unidades de memoria funcionan mejor cuando tienen libre un 20% del espacio. Es por esto que si vas justo de espacio, un buen primer paso es eliminar juegos, programas o archivos que no necesites para liberar espacio.
Y si estás ejecutando otros programas en tu ordenador mientras juegas, eso también afectará a tus FPS. Así que es una buena idea cerrar cualquier programa que no necesites mientras juegas y reducir los procesos secundarios en ejecución.
Por último, si juegas con una conexión a Internet lenta, esto también podría afectar a la velocidad con la que se ejecute tu PC. A priori, los FPS no deben verse afectados por la conexión, pues dependen de la capacidad para generar gráficos de tu PC. Pero de nada sirve un ordenador con una potencia gráfica brutal, si luego no es capaz de conectarse a Internet con suficiente velocidad como para que el desarrollo del juego online vaya en consecuencia. Para esto, lo mejor es una conexión por cable, un router gaming potente, o incluso soluciones tipo PLC para obtener una mejor conexión.
Una nueva tarjeta gráfica para aumentar los FPS
Si todo esto no es suficiente, un primer aspecto a tener en cuenta es la tarjeta gráfica. Es la principal responsable de los gráficos de tu juego, por lo que es imprescindible ver si es lo suficientemente potente como para ofrecernos los FPS que estamos buscando. En caso de que no sea así, siempre puedes plantearte mejorar a una superior.
Dependiendo de cuál sea tu punto de partida, tu objetivo de calidad, los juegos que quieras jugar, y el resto de componentes, te puedes plantear muchas opciones. Si te planteas pasar a una nueva tarjeta gráfica, puedes empezar mirando una GeForce RTX reciente, de la serie 3000. Quizás una RTX 3060 puede ser una buena opción para comenzar a analizar qué quieres comprar.
¿Cuántos FPS soporta tu monitor?
Tu monitor también determina la cantidad máxima de FPS que puedes conseguir. Si tu monitor tiene una tasa de refresco de 60 Hz, esto significa que el máximo de FPS que puedes obtener es 60. Por otro lado, si tu monitor tiene una tasa de refresco de 120 Hz, puedes conseguir un máximo de FPS de 120.
Por lo tanto, para aumentar los FPS de un juego, primero debes asegurarte de que tu monitor soporta la tasa de refresco que deseas. Aunque tu tarjeta gráfica sea capaz de generar gráficos a 220 FPS en 8K, de nada te servirá si tienes un monitor que se queda en 60 Hz. Al final todo se trata de un equilibrio. Necesitas que el resto de componentes esté también en consonancia. Y el monitor, que es la pantalla en la que vemos los gráficos, no iba a ser menos.
No obstante, si tu monitor es básico, en PcComponentes encontrarás una buena cantidad de monitores de 144 Hz, 165Hz, 220 Hz, e incluso más, para que puedas jugar con una experiencia gráfica superior.
Deja espacio libre con un disco rápido SSD
Ya hemos dicho que una de las formas de conseguir más velocidad en tu PC es dejar una mayor cantidad de espacio libre en la memoria principal. Puedes liberar a base de borrar, pero también puedes adquirir un nuevo disco.
Si estás justo de espacio, puedes comprar un disco SSD más grande para que haga de disco principal. También puedes comprar discos SSD o discos duros secundarios para almacenar archivos multimedia o incluso juegos que no vas a ejecutar en el momento.

El primer paso siempre es optar por un SSD, luego por dimensionar adecuadamente las unidades de memoria. Lo ideal es tener al menos un SSD de principal, y un secundario de más capacidad, aunque sea un disco duro convencional. Y si tu presupuesto te deja margen, puedes optar por una configuración de un SSD rápido para el sistema operativo y programas principales, otro SSD para archivos y programas de uso frecuente, y un disco adicional de gran capacidad para archivos varios.
Un nuevo procesador para evitar cuellos de botella
Por mucho que tu tarjeta gráfica sea muy buena, puede generarse un cuello de botella en el procesador. Es decir, si el procesador no gestiona sus tareas a suficiente velocidad, no importará que la tarjeta gráfica tenga mucho margen, pues al final el eslabón débil de la cadena es el procesador principal.
La buena noticia es que instalar un procesador mejorado no es algo especialmente caro. Dependiendo del nivel al que queramos jugar podemos contar incluso con un Intel Core i3 de última generación, rondando unos 100 euros, y esperar que mueva los juegos. Pero si tenemos un presupuesto superior podemos optar por modelos más avanzados de procesador de Intel o AMD que nos permitirán jugar durante años sin preocuparnos por renovar de nuevo el procesador. Además, al ser un componente tan relevante para el PC, cualquier inversión que hagamos en procesador casi siempre tendrá un beneficio en cualquier otra función que le demos al ordenador.