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SSD Dell 400-AVSS 480GB M.2 SATA III 6Gb/s para servidor/estación de trabajo

Seagate IronWolf Pro 3.5" 24TB SATA 3

Seagate Exos X16 3.5" 14TB SAS

WD Black SN850X 8TB Disco SSD 7200MB/S NVMe PCIe 4.0 M.2 Gen4

SanDisk Desk Drive 8TB Disco SSD Externo Desktop 1.000MB/s USB-C 3.2 Gen2 Negro

SanDisk Extreme PRO 4TB Disco SSD Externo 3800MB/s USB-C 4 Thunderbolt Negro

Unidad SSD Dell 345-BDWN 960GB 2.5" SATA III 6 Gbit/s Servidor Adaptador 2.5-3.5

Disco Duro HPE 1.92TB SSD SATA 6 Gbit/s P40499-B21 SFF Lectura Intensiva Hot-Plug

WD G-Drive Mobile Pro SSD 500GB Thunderbolt 3

Disco Duro HPE 960GB SSD SATA 6Gbps SFF P40503-B21 Uso Mixto Hot Swap + Alta Resistencia

WD Red Pro 3.5" 20TB 512MB SATA 3

Synology Enterprise Series 1.92 TB SSD 2.5" SATA 3 NAS

Synology SAT5221 1,92TB SSD 2.5″ 500MB/s SATA III para NAS + Alta Fiabilidad

HPE 2.5" 1TB SFF SATA 3

Samsung 860 Pro SSD Series 1TB

Seagate IronWolf Pro 3.5" 22TB SATA 3

LaCie d2 Professional 3.5" 14TB Thunderbolt 3/USB-C

Synology HAT5300 3.5" 12TB SATA 3

Lacie Rugged 4TB SSD 2.5" NVMe USB-C Naranja

SanDisk Professional G-Drive 12TB USB-C

LaCie 1big Dock 4TB Thunderbolt 3/USB 3.1

Adata Gammix S50 Lite SSD 2TB M.2 PCIe Gen4

G-Technology G-Drive 6TB USB 3.0

WD My Book 24TB Disco Duro Externo Sobremesa 3.5" USB 3.2 Negro

Disco duro Dell 161-BCJX 12TB 7200RPM 3.5" NL-SAS Hot-swap 12Gbps ISE

Seagate Expansion Desktop 3.5" 24TB USB 3.0 Negro

WD Gold 3.5" 20TB SATA3

Western Digital 20TB HDD 7200rpm 291MiB/s Gold WD203KRYZ + Fiabilidad Profesional

Seagate Exos X24 24TB 7200RPM 512MB 3.5" SAS

Crucial T705 4TB M.2 PCIe Gen5 NVMe con Disipador

WD Black P50 Game Drive SSD Externo 4TB USB-C 3.1

Crucial T700 4TB PCIe Gen5 NVMe M.2 SSD con Disipador Térmico

Kingston DC600M 2.5” SSD 3.84 TB Uso Mixto Enterprise SATA 3.0

WD Ultrastar DC HC570 3.5" 22TB SAS

Unidad de disco duro HPE R0Q55A 1,2TB 2,5" 10000RPM SAS Hot-Swap

Dell 345-BDQM Disco Duro 2.5" 960GB SSD SATA 3

WD My Book Duo 16TB 3.5" USB 3.1

Seagate SkyHawk AI 3.5" 24 TB SATA 3

SSD HPE P40506-B21 960GB 2.5" SATA Hot-Plug para Servidor/Estación de Trabajo

WD Red SA500 NAS 4TB SSD 2.5" SATA 3
¿Qué es un disco duro?
El disco duro es uno de los elementos centrales de nuestro ordenador. Indistintamente de si es sobremesa o portátil, todos los ordenadores disponen de al menos un disco duro o de almacenamiento, puesto que los SSD, mal llamados discos duros SSD, también son dispositivos de almacenamiento pero no son un disco duro tradicional.
Los más extendidos actualmente están formados por platos apilados en torno a un eje y una serie de cabezales que escriben y acceden a la información grabándola y leyéndola directamente en esos platos.
Desde los IDE a los discos duros SATA, un tipo de conexión, la evolución ha sido imparable tanto en la velocidad de lectura y escritura como en la de transmisión de datos (mucho más rápida en los SATA) y sobre todo en la capacidad de almacenamiento.
Si hace 15 años lo normal era tener un disco duro de 20GB, en la actualidad es muy común que el usuario medio disponga de un disco duro externo de 1TB, o incluso de 2TB, además de los discos que monte en el interior de su PC. 1 Terabyte son 1024 Gigabytes, por lo que queda claro en este aspecto el tremendo avance que se ha realizado.
Los ‘discos duros SSD’ son llamados así por ser un medio de almacenamiento, pero no están formados por discos ni platos, asemejándose más a una memoria USB, pero con una tasa de lectura y escritura y capacidad mucho mayor.
Esta tecnología lleva unos años en el mercado y poco a poco se va asentando, haciendo que los ssd cada vez cobren más protagonismo, sobre todo en los ambientes más exigentes como en el gaming y en entornos profesionales como el diseño y la ingeniería.
¿Cuáles son los diferentes tipos de discos duros?
A lo largo de varios años, como ha ocurrido con toda la tecnología, los discos duros han evolucionado muchísimo tanto en tamaño, prestaciones, estructura, modo de almacenamiento y mucho más.
Eso sí, lo que no ha cambiado hasta la fecha es que pueden ser internos, dentro del ordenador, o externos, que se conectan al equipo mediante USB, por ejemplo.
Ahora bien, dentro de esta categoría existen diferentes tipos de discos duros de los que toca hablar a continuación.
En total se dividen en 5 categorías diferentes:
PATA
Estos fueron los primeros discos duros del mercado, concretamente en 1986, y desde hace más de 30 años ofrecen una tecnología capaz de conectar discos duros y otros dispositivos a un ordenador.
Los discos PATA destacan por una transferencia de datos de 133MB/s, se pueden conectar a un máximo de 2 dispositivos y almacenan datos mediante el uso del magnetismo.
SATA
Las unidades SATA vinieron a ser el reemplazo de los discos PATA en ordenadores de sobremesa y portátiles.
La única diferencia está en la interfaz, ya que el método de conexión a un ordenador es prácticamente el mismo.
SCSI
La principal bondad de estos discos duros es que se pueden conectar de forma interna o externa al equipo y te pueden servir para operaciones 24/7, mejor escalabilidad y flexibilidad y son muy útiles para almacenar y mover grandes cantidades de datos.
Eso sí, los discos duros SCSI utilizan la interfaz del sistema de pequeños ordenadores para conectarse al PC, por lo que tienen que ser eliminados al final del proceso.
HDD
Una unidad de disco duro HDD es un dispositivo de almacenamiento no volátil que guarda la información en el equipo de manera permanente.
SDD
Por último, los discos duros SDD son lo último en la industria de la informática.
Su principal virtud es que son diferentes a otros discos duros, ya que hacen uso de memoria flash en vez de partes móviles o magnetismo.
Lo que consigue con esto es un acceso más rápido a los datos, menores tiempos de transferencia, durabilidad y menos uso de energía.
La clave está, sobre todo, en sus conexiones M2 que pueden alcanzar velocidades de lectura de hasta 2,5 Gbps.
Diferencias entre un disco duro tradicional y un SSD
Estructura
La principal diferencia entre, por ejemplo, un disco duro externo de 2TB y un SSD es su estructura. Mientras que el primero está compuesto de platos, o discos, que giran alrededor de un eje y dispone de un cabezal formado por multitud de piezas móviles, el interior del SSD es un chip que se asemeja, por ejemplo, a un módulo de memoria RAM o un Pendrive.
Tecnología
Al margen de la estructura y la fabricación, en el plano técnico la diferencia más importante, y la que está haciendo que cada vez haya más unidades de estado sólido (Solid-State Drive) es que disponen de una tasa de lectura y escritura endiabladamente altas que llegan a superar los varios gigabytes por segundo. Ningún disco duro sata, interno o externo, independientemente de la marca o modelo, puede alcanzar esas velocidades. Además, al ser una unidad sólida, como su nombre indica, un SSD de 1TB es mucho más resistente que su homónimo tradicional ante un golpe, caída o vibración, ya que no dispone de piezas móviles que puedan descolocarse o sufrir deterioro por el uso.
Evolución
Además, esta eterna lucha entre una tecnología ya amortizada y otra en auge genera comparaciones cada vez más odiosas. Si en estos momentos, y sobre todo en años anteriores, la mejor opción de cara a obtener el mejor rendimiento era instalar un pequeño SSD para instalar en él el sistema operativo y las aplicaciones más utilizadas, relegando al disco duro como dispositivo donde almacenar documentos y archivos pesados como películas, series o juegos, el paso de los años y las mejoras en el diseño y estructura de los chips están propiciando el abaratamiento de los discos SSD a marchas forzadas, por lo que puede que pronto baste con uno de éstos para satisfacer todas nuestras necesidades de almacenamiento.
¿Qué factores influyen en la velocidad de un disco duro?
Para aclarar algunos conceptos relativos a la velocidad de lectura y escritura que nos referíamos más arriba, vamos a dejar claros algunos aspectos que forman parte de este baile de siglas y nombres.
En primer lugar, el tiempo de acceso de los discos duros magnéticos (los tradicionales) es el lapso transcurrido desde que ejecutamos una orden y esta tiene lugar (abrir, copiar, eliminar, etc.) y depende del tiempo que tarda el cabezal en llegar a la posición adecuada para llevar a cabo las tareas indicadas.
En los SSD este tiempo es el que tarda la interfaz en acceder a la celda de memoria que contiene la información. Si en el primer caso se realiza con un lector óptico acoplado a distintos cabezales que se mueven entre los platos giratorios del dispositivo, en el SSD basta con una sencilla instrucción para llevarlo a cabo, una forma mucho más rápida y eficiente energéticamente. También influye en este aspecto la velocidad de giro o RPM, aunque no es de los elementos más determinantes.
Este último factor, el de las RPM, es sólo aplicable a los discos mecánicos -que son los que están compuestos de platos que giran en torno a un eje- y mide la velocidad de rotación de esos discos. En la actualidad encontrarás cuatro velocidades: 5.200, 5.400, 5.900 y 7.200 revoluciones por minuto.
La velocidad de transferencia nos indica el volumen de datos que puede recibir o enviar y depende en gran manera de la interfaz utilizada (IDE, SATA, USB, Thunderbolt). La interfaz es la forma en la que conectamos físicamente nuestro dispositivo. Aquí encontramos distintas fórmulas tanto en los discos duros internos como en los externos
La memoria caché o buffer es la memoria secundaria que guarda información de forma temporal. Esta memoria de acceso rápido almacena los últimos datos leídos para agilizar cualquier proceso posterior. Debido a su escaso tamaño, que habitualmente es de entre 8 y 64 MB, esta memoria se encuentra en constante actualización.
¿Qué es un disco duro?
El disco duro es uno de los elementos centrales de nuestro ordenador. Indistintamente de si es sobremesa o portátil, todos los ordenadores disponen de al menos un disco duro o de almacenamiento, puesto que los SSD, mal llamados discos duros SSD, también son dispositivos de almacenamiento pero no son un disco duro tradicional.
Los más extendidos actualmente están formados por platos apilados en torno a un eje y una serie de cabezales que escriben y acceden a la información grabándola y leyéndola directamente en esos platos.
Desde los IDE a los discos duros SATA, un tipo de conexión, la evolución ha sido imparable tanto en la velocidad de lectura y escritura como en la de transmisión de datos (mucho más rápida en los SATA) y sobre todo en la capacidad de almacenamiento.
Si hace 15 años lo normal era tener un disco duro de 20GB, en la actualidad es muy común que el usuario medio disponga de un disco duro externo de 1TB, o incluso de 2TB, además de los discos que monte en el interior de su PC. 1 Terabyte son 1024 Gigabytes, por lo que queda claro en este aspecto el tremendo avance que se ha realizado.
Los ‘discos duros SSD’ son llamados así por ser un medio de almacenamiento, pero no están formados por discos ni platos, asemejándose más a una memoria USB, pero con una tasa de lectura y escritura y capacidad mucho mayor.
Esta tecnología lleva unos años en el mercado y poco a poco se va asentando, haciendo que los ssd cada vez cobren más protagonismo, sobre todo en los ambientes más exigentes como en el gaming y en entornos profesionales como el diseño y la ingeniería.
¿Cuáles son los diferentes tipos de discos duros?
A lo largo de varios años, como ha ocurrido con toda la tecnología, los discos duros han evolucionado muchísimo tanto en tamaño, prestaciones, estructura, modo de almacenamiento y mucho más.
Eso sí, lo que no ha cambiado hasta la fecha es que pueden ser internos, dentro del ordenador, o externos, que se conectan al equipo mediante USB, por ejemplo.
Ahora bien, dentro de esta categoría existen diferentes tipos de discos duros de los que toca hablar a continuación.
En total se dividen en 5 categorías diferentes:
PATA
Estos fueron los primeros discos duros del mercado, concretamente en 1986, y desde hace más de 30 años ofrecen una tecnología capaz de conectar discos duros y otros dispositivos a un ordenador.
Los discos PATA destacan por una transferencia de datos de 133MB/s, se pueden conectar a un máximo de 2 dispositivos y almacenan datos mediante el uso del magnetismo.
SATA
Las unidades SATA vinieron a ser el reemplazo de los discos PATA en ordenadores de sobremesa y portátiles.
La única diferencia está en la interfaz, ya que el método de conexión a un ordenador es prácticamente el mismo.
SCSI
La principal bondad de estos discos duros es que se pueden conectar de forma interna o externa al equipo y te pueden servir para operaciones 24/7, mejor escalabilidad y flexibilidad y son muy útiles para almacenar y mover grandes cantidades de datos.
Eso sí, los discos duros SCSI utilizan la interfaz del sistema de pequeños ordenadores para conectarse al PC, por lo que tienen que ser eliminados al final del proceso.
HDD
Una unidad de disco duro HDD es un dispositivo de almacenamiento no volátil que guarda la información en el equipo de manera permanente.
SDD
Por último, los discos duros SDD son lo último en la industria de la informática.
Su principal virtud es que son diferentes a otros discos duros, ya que hacen uso de memoria flash en vez de partes móviles o magnetismo.
Lo que consigue con esto es un acceso más rápido a los datos, menores tiempos de transferencia, durabilidad y menos uso de energía.
La clave está, sobre todo, en sus conexiones M2 que pueden alcanzar velocidades de lectura de hasta 2,5 Gbps.
Diferencias entre un disco duro tradicional y un SSD
Estructura
La principal diferencia entre, por ejemplo, un disco duro externo de 2TB y un SSD es su estructura. Mientras que el primero está compuesto de platos, o discos, que giran alrededor de un eje y dispone de un cabezal formado por multitud de piezas móviles, el interior del SSD es un chip que se asemeja, por ejemplo, a un módulo de memoria RAM o un Pendrive.
Tecnología
Al margen de la estructura y la fabricación, en el plano técnico la diferencia más importante, y la que está haciendo que cada vez haya más unidades de estado sólido (Solid-State Drive) es que disponen de una tasa de lectura y escritura endiabladamente altas que llegan a superar los varios gigabytes por segundo. Ningún disco duro sata, interno o externo, independientemente de la marca o modelo, puede alcanzar esas velocidades. Además, al ser una unidad sólida, como su nombre indica, un SSD de 1TB es mucho más resistente que su homónimo tradicional ante un golpe, caída o vibración, ya que no dispone de piezas móviles que puedan descolocarse o sufrir deterioro por el uso.
Evolución
Además, esta eterna lucha entre una tecnología ya amortizada y otra en auge genera comparaciones cada vez más odiosas. Si en estos momentos, y sobre todo en años anteriores, la mejor opción de cara a obtener el mejor rendimiento era instalar un pequeño SSD para instalar en él el sistema operativo y las aplicaciones más utilizadas, relegando al disco duro como dispositivo donde almacenar documentos y archivos pesados como películas, series o juegos, el paso de los años y las mejoras en el diseño y estructura de los chips están propiciando el abaratamiento de los discos SSD a marchas forzadas, por lo que puede que pronto baste con uno de éstos para satisfacer todas nuestras necesidades de almacenamiento.
¿Qué factores influyen en la velocidad de un disco duro?
Para aclarar algunos conceptos relativos a la velocidad de lectura y escritura que nos referíamos más arriba, vamos a dejar claros algunos aspectos que forman parte de este baile de siglas y nombres.
En primer lugar, el tiempo de acceso de los discos duros magnéticos (los tradicionales) es el lapso transcurrido desde que ejecutamos una orden y esta tiene lugar (abrir, copiar, eliminar, etc.) y depende del tiempo que tarda el cabezal en llegar a la posición adecuada para llevar a cabo las tareas indicadas.
En los SSD este tiempo es el que tarda la interfaz en acceder a la celda de memoria que contiene la información. Si en el primer caso se realiza con un lector óptico acoplado a distintos cabezales que se mueven entre los platos giratorios del dispositivo, en el SSD basta con una sencilla instrucción para llevarlo a cabo, una forma mucho más rápida y eficiente energéticamente. También influye en este aspecto la velocidad de giro o RPM, aunque no es de los elementos más determinantes.
Este último factor, el de las RPM, es sólo aplicable a los discos mecánicos -que son los que están compuestos de platos que giran en torno a un eje- y mide la velocidad de rotación de esos discos. En la actualidad encontrarás cuatro velocidades: 5.200, 5.400, 5.900 y 7.200 revoluciones por minuto.
La velocidad de transferencia nos indica el volumen de datos que puede recibir o enviar y depende en gran manera de la interfaz utilizada (IDE, SATA, USB, Thunderbolt). La interfaz es la forma en la que conectamos físicamente nuestro dispositivo. Aquí encontramos distintas fórmulas tanto en los discos duros internos como en los externos
La memoria caché o buffer es la memoria secundaria que guarda información de forma temporal. Esta memoria de acceso rápido almacena los últimos datos leídos para agilizar cualquier proceso posterior. Debido a su escaso tamaño, que habitualmente es de entre 8 y 64 MB, esta memoria se encuentra en constante actualización.