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SanDisk Extreme Portable 8TB Disco SSD Externo Portátil 1050MB/s USB-C 3.2 Gen 2 Negro

WD Black SN750 NVMe 2TB SSD M.2 PCI Express 3.0

WD Blue SA510 2.5" 4TB SSD SATA 3

WD Blue SN5000 4TB Disco SSD M.2 PCIe 4.0 NVMe Gen4

MSI SPATIUM M450 1TB Disco SSD 3400MB/s NVMe PCIe 4.0 M.2 Gen4 3D NAND

MSI SPATIUM M470 PRO 1TB Disco SSD 6000MB/s NVMe PCIe 4.0 M.2 Gen4

SanDisk SSD Externo 2TB USB-C

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Corsair EX400U USB4 SSD Externo 2TB USB-C Thunderbolt 4 hasta 4.000 MB/s Formato Portátil Pequeño

Corsair MP600 ELITE 1TB SSD PCIe Gen4 x4 NVMe M.2 para PS5 con Disipador Térmico Blanco

Samsung 990 PRO 2TB SSD PCIe 4.0 NVMe M.2 con Disipador Térmico

Synology Plus Series HAT3310-16T 3.5" 16TB SATA NAS

WD BLACK SN7100 500GB Disco SSD 6800MB/s NVMe PCIe 4.0 M.2 Gen4 TLC 3D NAND

WD Blue 2TB 3.5" SATA3

WD My Book 24TB Disco Duro Externo Sobremesa 3.5" USB 3.2 Negro

WD Red SN700 1TB SSD M.2 NVMe PCIe 3.0

Acer Predator GM7 2TB Disco SSD 7400MB/S NVMe PCIe 4.0 M.2 Gen4

Kingston XS1000 Disco SSD Externo 1TB USB 3.2 Negro

Samsung 990 PRO 1TB SSD PCIe 4.0 NVMe M.2 con Disipador Térmico

WD Black SN850X 8TB Disco SSD 7200MB/S con Disipador NVMe PCIe 4.0 M.2 Gen4 16GT/s

WD My Passport 5TB 2.5" USB 3.1 Negro

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Corsair MP700 PRO 2TB SSD PCIe M.2 NVMe 2.0 Gen5 x4 con Refrigerador de Aire

Crucial P3 1TB Disco SSD 3500MB/S NVMe PCIe 3.0 M.2

Kingston KC3000 SSD 512GB M.2 PCIe 4.0 NVMe

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Seagate Expansion Desktop 3.5" 10TB USB 3.0 Negro

Adata Legend 710 M.2 1TB NVMe NAND Gen3x4

Disco Duro Intenso 240GB SSD 2.5" 520MB/s High Performance 6Gbit/s + Escritura 480MB/s

Samsung T5 EVO 4TB SSD Externo USB 3.2 Gen1 Tipo C

Seagate Expansion Disco Duro Externo 2.5" 1TB USB 3.0

Seagate Expansion Disco Duro Externo 2.5" 4TB USB 3.0

Team Group T-CREATE CLASSIC C47 1TB Disco SSD 7400MB/s NVMe PCIe 4.0 M.2 Gen4 3D NAND

WD Black SN770 1TB Disco SSD 5150MB/S NVMe PCIe 4.0 M.2 Gen4 16GT/s

WD Black SN850X 1TB Disco SSD 7300MB/S Disipador NVMe PCIe 4.0 M.2 Gen4 16GT/s

WD Black SN850X 8TB Disco SSD 7200MB/S NVMe PCIe 4.0 M.2 Gen4

WD Green SN350 SSD 1TB M.2 NVMe

WD Red Plus 3.5" 2TB 64MB SATA 3

Corsair MP700 Pro 2TB Disco SSD NVMe 2.0 M.2 PCIe Gen5 x4
¿Qué es un disco duro?
El disco duro es uno de los elementos centrales de nuestro ordenador. Indistintamente de si es sobremesa o portátil, todos los ordenadores disponen de al menos un disco duro o de almacenamiento, puesto que los SSD, mal llamados discos duros SSD, también son dispositivos de almacenamiento pero no son un disco duro tradicional.
Los más extendidos actualmente están formados por platos apilados en torno a un eje y una serie de cabezales que escriben y acceden a la información grabándola y leyéndola directamente en esos platos.
Desde los IDE a los discos duros SATA, un tipo de conexión, la evolución ha sido imparable tanto en la velocidad de lectura y escritura como en la de transmisión de datos (mucho más rápida en los SATA) y sobre todo en la capacidad de almacenamiento.
Si hace 15 años lo normal era tener un disco duro de 20GB, en la actualidad es muy común que el usuario medio disponga de un disco duro externo de 1TB, o incluso de 2TB, además de los discos que monte en el interior de su PC. 1 Terabyte son 1024 Gigabytes, por lo que queda claro en este aspecto el tremendo avance que se ha realizado.
Los ‘discos duros SSD’ son llamados así por ser un medio de almacenamiento, pero no están formados por discos ni platos, asemejándose más a una memoria USB, pero con una tasa de lectura y escritura y capacidad mucho mayor.
Esta tecnología lleva unos años en el mercado y poco a poco se va asentando, haciendo que los ssd cada vez cobren más protagonismo, sobre todo en los ambientes más exigentes como en el gaming y en entornos profesionales como el diseño y la ingeniería.
¿Cuáles son los diferentes tipos de discos duros?
A lo largo de varios años, como ha ocurrido con toda la tecnología, los discos duros han evolucionado muchísimo tanto en tamaño, prestaciones, estructura, modo de almacenamiento y mucho más.
Eso sí, lo que no ha cambiado hasta la fecha es que pueden ser internos, dentro del ordenador, o externos, que se conectan al equipo mediante USB, por ejemplo.
Ahora bien, dentro de esta categoría existen diferentes tipos de discos duros de los que toca hablar a continuación.
En total se dividen en 5 categorías diferentes:
PATA
Estos fueron los primeros discos duros del mercado, concretamente en 1986, y desde hace más de 30 años ofrecen una tecnología capaz de conectar discos duros y otros dispositivos a un ordenador.
Los discos PATA destacan por una transferencia de datos de 133MB/s, se pueden conectar a un máximo de 2 dispositivos y almacenan datos mediante el uso del magnetismo.
SATA
Las unidades SATA vinieron a ser el reemplazo de los discos PATA en ordenadores de sobremesa y portátiles.
La única diferencia está en la interfaz, ya que el método de conexión a un ordenador es prácticamente el mismo.
SCSI
La principal bondad de estos discos duros es que se pueden conectar de forma interna o externa al equipo y te pueden servir para operaciones 24/7, mejor escalabilidad y flexibilidad y son muy útiles para almacenar y mover grandes cantidades de datos.
Eso sí, los discos duros SCSI utilizan la interfaz del sistema de pequeños ordenadores para conectarse al PC, por lo que tienen que ser eliminados al final del proceso.
HDD
Una unidad de disco duro HDD es un dispositivo de almacenamiento no volátil que guarda la información en el equipo de manera permanente.
SDD
Por último, los discos duros SDD son lo último en la industria de la informática.
Su principal virtud es que son diferentes a otros discos duros, ya que hacen uso de memoria flash en vez de partes móviles o magnetismo.
Lo que consigue con esto es un acceso más rápido a los datos, menores tiempos de transferencia, durabilidad y menos uso de energía.
La clave está, sobre todo, en sus conexiones M2 que pueden alcanzar velocidades de lectura de hasta 2,5 Gbps.
Diferencias entre un disco duro tradicional y un SSD
Estructura
La principal diferencia entre, por ejemplo, un disco duro externo de 2TB y un SSD es su estructura. Mientras que el primero está compuesto de platos, o discos, que giran alrededor de un eje y dispone de un cabezal formado por multitud de piezas móviles, el interior del SSD es un chip que se asemeja, por ejemplo, a un módulo de memoria RAM o un Pendrive.
Tecnología
Al margen de la estructura y la fabricación, en el plano técnico la diferencia más importante, y la que está haciendo que cada vez haya más unidades de estado sólido (Solid-State Drive) es que disponen de una tasa de lectura y escritura endiabladamente altas que llegan a superar los varios gigabytes por segundo. Ningún disco duro sata, interno o externo, independientemente de la marca o modelo, puede alcanzar esas velocidades. Además, al ser una unidad sólida, como su nombre indica, un SSD de 1TB es mucho más resistente que su homónimo tradicional ante un golpe, caída o vibración, ya que no dispone de piezas móviles que puedan descolocarse o sufrir deterioro por el uso.
Evolución
Además, esta eterna lucha entre una tecnología ya amortizada y otra en auge genera comparaciones cada vez más odiosas. Si en estos momentos, y sobre todo en años anteriores, la mejor opción de cara a obtener el mejor rendimiento era instalar un pequeño SSD para instalar en él el sistema operativo y las aplicaciones más utilizadas, relegando al disco duro como dispositivo donde almacenar documentos y archivos pesados como películas, series o juegos, el paso de los años y las mejoras en el diseño y estructura de los chips están propiciando el abaratamiento de los discos SSD a marchas forzadas, por lo que puede que pronto baste con uno de éstos para satisfacer todas nuestras necesidades de almacenamiento.
¿Qué factores influyen en la velocidad de un disco duro?
Para aclarar algunos conceptos relativos a la velocidad de lectura y escritura que nos referíamos más arriba, vamos a dejar claros algunos aspectos que forman parte de este baile de siglas y nombres.
En primer lugar, el tiempo de acceso de los discos duros magnéticos (los tradicionales) es el lapso transcurrido desde que ejecutamos una orden y esta tiene lugar (abrir, copiar, eliminar, etc.) y depende del tiempo que tarda el cabezal en llegar a la posición adecuada para llevar a cabo las tareas indicadas.
En los SSD este tiempo es el que tarda la interfaz en acceder a la celda de memoria que contiene la información. Si en el primer caso se realiza con un lector óptico acoplado a distintos cabezales que se mueven entre los platos giratorios del dispositivo, en el SSD basta con una sencilla instrucción para llevarlo a cabo, una forma mucho más rápida y eficiente energéticamente. También influye en este aspecto la velocidad de giro o RPM, aunque no es de los elementos más determinantes.
Este último factor, el de las RPM, es sólo aplicable a los discos mecánicos -que son los que están compuestos de platos que giran en torno a un eje- y mide la velocidad de rotación de esos discos. En la actualidad encontrarás cuatro velocidades: 5.200, 5.400, 5.900 y 7.200 revoluciones por minuto.
La velocidad de transferencia nos indica el volumen de datos que puede recibir o enviar y depende en gran manera de la interfaz utilizada (IDE, SATA, USB, Thunderbolt). La interfaz es la forma en la que conectamos físicamente nuestro dispositivo. Aquí encontramos distintas fórmulas tanto en los discos duros internos como en los externos
La memoria caché o buffer es la memoria secundaria que guarda información de forma temporal. Esta memoria de acceso rápido almacena los últimos datos leídos para agilizar cualquier proceso posterior. Debido a su escaso tamaño, que habitualmente es de entre 8 y 64 MB, esta memoria se encuentra en constante actualización.
¿Qué es un disco duro?
El disco duro es uno de los elementos centrales de nuestro ordenador. Indistintamente de si es sobremesa o portátil, todos los ordenadores disponen de al menos un disco duro o de almacenamiento, puesto que los SSD, mal llamados discos duros SSD, también son dispositivos de almacenamiento pero no son un disco duro tradicional.
Los más extendidos actualmente están formados por platos apilados en torno a un eje y una serie de cabezales que escriben y acceden a la información grabándola y leyéndola directamente en esos platos.
Desde los IDE a los discos duros SATA, un tipo de conexión, la evolución ha sido imparable tanto en la velocidad de lectura y escritura como en la de transmisión de datos (mucho más rápida en los SATA) y sobre todo en la capacidad de almacenamiento.
Si hace 15 años lo normal era tener un disco duro de 20GB, en la actualidad es muy común que el usuario medio disponga de un disco duro externo de 1TB, o incluso de 2TB, además de los discos que monte en el interior de su PC. 1 Terabyte son 1024 Gigabytes, por lo que queda claro en este aspecto el tremendo avance que se ha realizado.
Los ‘discos duros SSD’ son llamados así por ser un medio de almacenamiento, pero no están formados por discos ni platos, asemejándose más a una memoria USB, pero con una tasa de lectura y escritura y capacidad mucho mayor.
Esta tecnología lleva unos años en el mercado y poco a poco se va asentando, haciendo que los ssd cada vez cobren más protagonismo, sobre todo en los ambientes más exigentes como en el gaming y en entornos profesionales como el diseño y la ingeniería.
¿Cuáles son los diferentes tipos de discos duros?
A lo largo de varios años, como ha ocurrido con toda la tecnología, los discos duros han evolucionado muchísimo tanto en tamaño, prestaciones, estructura, modo de almacenamiento y mucho más.
Eso sí, lo que no ha cambiado hasta la fecha es que pueden ser internos, dentro del ordenador, o externos, que se conectan al equipo mediante USB, por ejemplo.
Ahora bien, dentro de esta categoría existen diferentes tipos de discos duros de los que toca hablar a continuación.
En total se dividen en 5 categorías diferentes:
PATA
Estos fueron los primeros discos duros del mercado, concretamente en 1986, y desde hace más de 30 años ofrecen una tecnología capaz de conectar discos duros y otros dispositivos a un ordenador.
Los discos PATA destacan por una transferencia de datos de 133MB/s, se pueden conectar a un máximo de 2 dispositivos y almacenan datos mediante el uso del magnetismo.
SATA
Las unidades SATA vinieron a ser el reemplazo de los discos PATA en ordenadores de sobremesa y portátiles.
La única diferencia está en la interfaz, ya que el método de conexión a un ordenador es prácticamente el mismo.
SCSI
La principal bondad de estos discos duros es que se pueden conectar de forma interna o externa al equipo y te pueden servir para operaciones 24/7, mejor escalabilidad y flexibilidad y son muy útiles para almacenar y mover grandes cantidades de datos.
Eso sí, los discos duros SCSI utilizan la interfaz del sistema de pequeños ordenadores para conectarse al PC, por lo que tienen que ser eliminados al final del proceso.
HDD
Una unidad de disco duro HDD es un dispositivo de almacenamiento no volátil que guarda la información en el equipo de manera permanente.
SDD
Por último, los discos duros SDD son lo último en la industria de la informática.
Su principal virtud es que son diferentes a otros discos duros, ya que hacen uso de memoria flash en vez de partes móviles o magnetismo.
Lo que consigue con esto es un acceso más rápido a los datos, menores tiempos de transferencia, durabilidad y menos uso de energía.
La clave está, sobre todo, en sus conexiones M2 que pueden alcanzar velocidades de lectura de hasta 2,5 Gbps.
Diferencias entre un disco duro tradicional y un SSD
Estructura
La principal diferencia entre, por ejemplo, un disco duro externo de 2TB y un SSD es su estructura. Mientras que el primero está compuesto de platos, o discos, que giran alrededor de un eje y dispone de un cabezal formado por multitud de piezas móviles, el interior del SSD es un chip que se asemeja, por ejemplo, a un módulo de memoria RAM o un Pendrive.
Tecnología
Al margen de la estructura y la fabricación, en el plano técnico la diferencia más importante, y la que está haciendo que cada vez haya más unidades de estado sólido (Solid-State Drive) es que disponen de una tasa de lectura y escritura endiabladamente altas que llegan a superar los varios gigabytes por segundo. Ningún disco duro sata, interno o externo, independientemente de la marca o modelo, puede alcanzar esas velocidades. Además, al ser una unidad sólida, como su nombre indica, un SSD de 1TB es mucho más resistente que su homónimo tradicional ante un golpe, caída o vibración, ya que no dispone de piezas móviles que puedan descolocarse o sufrir deterioro por el uso.
Evolución
Además, esta eterna lucha entre una tecnología ya amortizada y otra en auge genera comparaciones cada vez más odiosas. Si en estos momentos, y sobre todo en años anteriores, la mejor opción de cara a obtener el mejor rendimiento era instalar un pequeño SSD para instalar en él el sistema operativo y las aplicaciones más utilizadas, relegando al disco duro como dispositivo donde almacenar documentos y archivos pesados como películas, series o juegos, el paso de los años y las mejoras en el diseño y estructura de los chips están propiciando el abaratamiento de los discos SSD a marchas forzadas, por lo que puede que pronto baste con uno de éstos para satisfacer todas nuestras necesidades de almacenamiento.
¿Qué factores influyen en la velocidad de un disco duro?
Para aclarar algunos conceptos relativos a la velocidad de lectura y escritura que nos referíamos más arriba, vamos a dejar claros algunos aspectos que forman parte de este baile de siglas y nombres.
En primer lugar, el tiempo de acceso de los discos duros magnéticos (los tradicionales) es el lapso transcurrido desde que ejecutamos una orden y esta tiene lugar (abrir, copiar, eliminar, etc.) y depende del tiempo que tarda el cabezal en llegar a la posición adecuada para llevar a cabo las tareas indicadas.
En los SSD este tiempo es el que tarda la interfaz en acceder a la celda de memoria que contiene la información. Si en el primer caso se realiza con un lector óptico acoplado a distintos cabezales que se mueven entre los platos giratorios del dispositivo, en el SSD basta con una sencilla instrucción para llevarlo a cabo, una forma mucho más rápida y eficiente energéticamente. También influye en este aspecto la velocidad de giro o RPM, aunque no es de los elementos más determinantes.
Este último factor, el de las RPM, es sólo aplicable a los discos mecánicos -que son los que están compuestos de platos que giran en torno a un eje- y mide la velocidad de rotación de esos discos. En la actualidad encontrarás cuatro velocidades: 5.200, 5.400, 5.900 y 7.200 revoluciones por minuto.
La velocidad de transferencia nos indica el volumen de datos que puede recibir o enviar y depende en gran manera de la interfaz utilizada (IDE, SATA, USB, Thunderbolt). La interfaz es la forma en la que conectamos físicamente nuestro dispositivo. Aquí encontramos distintas fórmulas tanto en los discos duros internos como en los externos
La memoria caché o buffer es la memoria secundaria que guarda información de forma temporal. Esta memoria de acceso rápido almacena los últimos datos leídos para agilizar cualquier proceso posterior. Debido a su escaso tamaño, que habitualmente es de entre 8 y 64 MB, esta memoria se encuentra en constante actualización.